Mi trauma infantil

Dicen que la venganza es un plato que se sirve frio, pues yo la serví caliente y me supo muy pero que muy bien.

Pablo llevaba dos semanas en clase riendose de mi y compinchando a los demás para que me dejaran de lado. Me llamaba "Manolete regordete barrilete" y "Come-mierda" y me decia que me llevaria a la granja de cerdos su padre para que me abrieran en canal y despues comer mis hamburguesas. Crueles que pueden ser los niños cuando se ceban con uno, y los problemas psicologicos que después deriban.

Todo pasó de marrón a marrón oscuro, cuando decidieron que me gustaba la niña ecuatoriana que acababa de llegar a clase; se mofaban continuamente de mi y de ella. Nos nombraban por "los dos cerditos" o "la bigotuda y el ballenato". Muy triste, todo indicado para sufrir un trauma de por vida; un trauma que me hubiese llevado del colegio si no fuese por mi supermegafashion ingenio...

Fiesta de fin de curso, estabamos en octavo curso y nos graduabamos. Venian los padres a comer, había baile infantil y profesores y autoridades soltaban sus discursos pastosos.

Todos teniamos una tarea para hacer esa semana: unos preparaban mesas y sillas, otros el decorado, otros una pequeña obra de teatro y a mi felizmente me tocó junto a la "bigotuda" preparar los postres de la comilona...

Las burlas por haberme tocado con la niña ecuatoriana fueron insoportables durante esa ultima semana de curso. Y yo no podia dejar eso así.

El dia del festival (festival en todos los sentidos) nos dispusimos a preparar los postres; de tradición era hacer chocolate desecho con churros, y yo, ni corto ni perezoso guardé la mejor ración para Pablo y sus secuaces.

La jarra de chocolate de su mesa vino mezclada con un sabor muy especial: el de mi mierda cremosa.
Me dirigí al WC, con la jarra y alli defequé salvajemente, hasta que no quedó ni un resquicio de materia fecal dentro de mi. Seguidamente volví a la cocina y tapé el "pastel" con el chocolate que estaba mezclando "la bigotuda". No le comenté nada pero creo que "se olió" algo de lo que estaba tramando. Aunque ella tampoco preguntó nada de lo que yo llevaba entre manos.

Total que la jarra fue a parar a la mesa numero cuatro, la de Pablo, tres de sus compinches y familias respectivas....y ya os podeis imaginar como acabó la fiesta...

...llenaron sus tripas hasta la campanilla de "chocolate ballenero express" (como dirian ellos)  y a lo lejos desde mi mesa pude incluso atisbar como Pablo se relamia los mofletes manchados de cacao maravillao.

Algunos de la mesa creo que algo notaron y hubo alguna queja sobre el chocolate en cuestión. Se armó un pequeño lio la semana siguiente porque la abuela de Pablo necesitó atención médica por gastroenteritis aguda, pero la cosa no pasó a mayores, eso si, la venganza estaba consumada y yo me libré  de ese trauma infantil que otros "barriletes cosmicos" como yo arrastran hasta sus últimos dias.

P.D: La bigotuda, hoy en dia 19 años después, es mi mujer. Tenemos dos ballenatos pequeñitos supergraciosos, lo digo por si algun compañero de su clase lee este blog...para que sepa lo que puede pasar si no les tratan como merecen.
A y otra cosa, mi mujer me confesó años después que ella mientras yo estaba en el WC estubo orinando en las bebidas de la mesa cuatro. Vaya elemento con el que me casé no? A saber lo que mete esta en esa sopa tan rica que hace los jueves....

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